Cuando uno defiende la imagen como elemento esencial del teatro, trata de destrozar la palabra. Y, para eso, utiliza palabras.
Cuando quiere privilegiar la palabra, trata de oscurecer las imágenes: noche gris. ¡IMALABRA: bendita seas! Rosa y Toño, finalmente, nos autorizan amar las palabras e imágenes, sin odios ni rencores. ¡IMALABRA es una palabra, cierto; pero, si la miramos más de cerca, es también una imagen: la de Toño y Rosa! Augusto Boal |
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